Todas sabemos que el verano no sería lo mismo sin una barbacoa en el jardín. Sin
embargo, los expertos advierten que la carne quemada y el sabor ahumado
del asado a la parrilla podrían poner en riesgo su salud.
La buena
noticia es que si planifica con antelación y toma algunas decisiones
inteligentes, podrá disfrutar de las barbacoas del verano y reducir su
exposición a sustancias químicas que pueden causar cáncer.
Asar a la
parrilla a alta temperatura puede transformar las proteínas presentes en
las carnes rojas, de cerdo, ave y pescado en aminas heterocíclicas
(AHC), sustancias químicas que han sido relacionadas con cánceres de
mama, estómago, próstata y colon.
“Lo que pasa es que las altas
temperaturas pueden modificar la forma de la estructura de las proteínas
en la carne y convertirlas en un agente irritante del organismo que
está considerado un carcinógeno químico”, señaló Stacy Kennedy,
nutricionista del Instituto del Cáncer Dana-Farber, en un comunicado de
prensa.
Otro agente causante de cáncer, los hidrocarburos
aromáticos policíclicos (HAP), están presente en el humo de la barbacoa.
Los HAP se forman cuando la carne, al cocinarla a la parrilla, suelta
grasa y jugos sobre la fuente de calor.
“Es justo aquí cuando se
producen los componentes principales que causan cáncer”, señaló Kennedy.
“Así que usted querrá reducir la exposición a ese humo”.
Para
aquellos que tienen pensado encender la parrilla este verano, os ofrecemos los siguientes consejos a fin de reducir la exposición a los
agentes que causan cáncer.
- Elige las carnes con prudencia.
Evita asar a la parrilla carnes muy grasas, como las costillas y
salchichas. A cambio, elige carnes magras que sueltan menos grasa y producen menos humo. Retira siempre la piel y el exceso de
grasa. También es buena idea elegir cortes de carne más pequeños, como
las brochetas, que requieren un menor tiempo de cocción.
- Los adobos, que sean suaves.
Los marinados y adobos más espesos tienden a chamuscar la carne, lo que aumenta
la exposición a los agentes que causan cáncer. Elige marinados a base de
vinagre o limón, que crearán una capa protectora sobre la carne.
- Reduzca el tiempo del asado a la parrilla.
Siempre descongele la carne antes de cocinarla. Las carnes y el pescado
deben cocinarse parcialmente en el microondas antes del asado a la
parrilla. Esto reducirá el tiempo de cocción y el riesgo de exceso de
humo.
- ¡Media vuelta!. Voltear las hamburguesas una vez cada minuto le ayudará a evitar que la carne se queme o chamusque.
- Ten en cuenta el lugar donde coloca los alimentos. Asegurate de colocar los alimentos al menos a 15 cm de distancia de la fuente de calor. Evitarás que se quemen.
- Considera la posibilidad de asar también vegetales.
Asa a la parrilla tus vegetales favoritos ya que no contienen proteínas
que forman los nocivos AHC. “La gente se sorprende, pero se pueden
comer vegetales chamuscados con total seguridad”, apunta Kennedy. “Sus
proteínas son diferentes y no tienen el mismo efecto que las de la
carne”.
A pesar de los riesgos, los
aficionados a las barbacoas deben mantener las cosas en perspectiva. “Si
prepara alimentos a la parrilla y sigue los consejos de seguridad
adecuados, el riesgo de contraer cáncer es muy bajo”, aseguró. “Tener
sobrepeso o ser obeso, afecciones que han alcanzado niveles de epidemia
en EE. UU., son factores de riesgo mucho más importantes para
desarrollar cáncer que el consumo de alimentos a la parrilla”.
Las usuarias de píldoras
anticonceptivas apuntan a ser menos propensas a desarrollar cáncer de
ovario, según revela un nuevo estudio realizado en Estados
Unidos.
Un equipo reunió información de 24 estudios y halló que esas
mujeres tenían un 27% menos riesgo de que les
diagnosticaran cáncer de ovario. Y a mayor tiempo de uso, mayor
protección.
"Esto refuerza la noción de una relación positiva entre el
uso de anticonceptivos orales y la prevención del cáncer de
ovario en la población general", dijo la autora principal,
doctora Laura Havrilesky, de la Facultad de Medicina de la Duke
University, en Durham, Carolina del Norte.
Aun así, la revisión no prueba que el uso de anticonceptivos
orales disminuya el riesgo femenino de la enfermedad.
La Sociedad Estadounidense del Cáncer estima que a una de
cada 72 mujeres se le diagnosticará cáncer de ovario.
La dolencia suele detectarse en un estadio avanzado y la
mayoría de esas mujeres morirá por el cáncer. De modo que los
científicos buscan cómo reducir la posibilidad de desarrollar el
tumor.
El estudio:
El equipo de Havrilesky combinó información de 24 estudios
sobre miles de usuarias de píldoras anticonceptivas durante
distintos períodos y distintos rangos etarios, comparadas con un
grupo que no utilizaba contraceptivos orales.
El uso de la píldora en general estuvo asociado con una
reducción del riesgo de padecer cáncer de ovario. Las mujeres
que la habían utilizado durante 10 años o más tenían un 50% menos riesgo de desarrollar el cáncer que las que no
usaban anticonceptivos orales, según publica el equipo en la
revista Obstetrics & Gynecology.
Si la píldora fuera la responsable de esa reducción del
riesgo, 185 mujeres deberían utilizarla durante cinco años para
prevenir un caso de cáncer de ovario. Pero dado que cada mujer
toma esa decisión con su médico, se desconoce si son sólo los
anticonceptivos los que podrían explicar la diferencia
observada.
Por esa y otras limitaciones, el equipo recomendó que las
mujeres utilicen estos resultados con "gran precaución" al
decidir si utilizarán o no la píldora.
Otros estudios en conflicto:
Otro estudio sugiere que las usuarias de los anticonceptivos
orales tienen alto riesgo de desarrollar cáncer de cuello
uterino, según recordó Eduardo Franco, jefe de epidemiología del
cáncer de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá.
"Es el tipo de información que demanda una conversación
franca entre una mujer y su médico", sostuvo Franco, que no
participó del estudio y consideró que los nuevos resultados no
sorprenden y que muchos médicos están convencidos de que las
píldoras anticonceptivas reducen el riesgo de cáncer de ovario.
Desde Soluciones en Femenino te recordamos que antes de tomar cualquier tratamiento anticonceptivo te pongas en contacto con tu médico ginecólogo. Él sabrá recomendarte el mejor tratamiento personalizado.
Los investigadores del estudio afirman que dormir mal parece contribuir al avance de la enfermedad cardíaca en
las mujeres al aumentar los niveles de inflamación, pero este efecto no
se observó en los hombres.
"La
inflamación es un predictor bien conocido de la salud cardiovascular",
aseguró en un comunicado de prensa de la Universidad de California, en
San Francisco, el autor principal, Aric Prather, psicólogo clínico de la
salud y profesor asistente de psiquiatría de la universidad.
"Ahora
contamos con evidencia de que dormir mal parece tener más que ver de lo
que pensábamos en el fomento de aumentos a largo plazo de los niveles
de inflamación, y podría contribuir a las consecuencias negativas que
con frecuencia se asocian con la falta de sueño", añadió Prather.
Las
investigaciones anteriores han mostrado que dormir menos de seis horas
por noche podría aumentar el riesgo de problemas crónicos de salud,
entre ellos las enfermedades del corazón, y se asocia con unos niveles
más altos de inflamación.
Este nuevo estudio incluyó a casi 700
hombres (con una edad promedio de 66 años) y mujeres (con una edad
promedio de 64 años) que sufrían de enfermedad cardiaca coronaria. Entre
las mujeres, un sueño de mala calidad se asoció significativamente con
aumentos en los marcadores de inflamación en el transcurso de cinco
años. Pero no se vio lo mismo entre los hombres.
La mayoría de las
mujeres del estudio eran postmenopáusicas, y sus niveles más bajos de
estrógeno podrían ayudar a explicar el vínculo entre dormir mal y unos
niveles más altos de inflamación, sugirieron los autores del estudio.
"Es
posible que la testosterona, que se halla en niveles más altos en los
hombres, sirviera como protección ante los efectos de una calidad
subjetiva mala del sueño", escribió el equipo de Prather en el estudio,
que aparece en la edición en línea del 5 de junio de la revista Journal of Psychiatric Research.
Los
investigadores señalaron que sus hallazgos revelan diferencias sexuales
potencialmente importantes, y proveen evidencia de que una mayor
inflamación podría ser una importante vía mediante la cual dormir mal
contribuye al avance de las enfermedades del corazón en las mujeres.
Aunque
el estudio halló una asociación entre la calidad mala del sueño
reportada por los propios participantes y unas mayores señales de
inflamación entre las mujeres mayores con enfermedad cardiaca, no probó
causalidad.